Bacon-Barjola. Neofiguraciones.

A finales de la década de los cincuenta el informalismo entró en crisis. En la década de los sesenta, la nueva figuración supuso una nueva relación con la forma de los objetos, es decir, con la representación icónica en el sentido de la imagen. Por eso, hablar de nueva figuración es hablar de todos aquellos movimientos que, desde 1960, han reintroducido la representación icónica. Aunque retorno a la figuración no quiere decir monolitismo interpretativo. Las nuevas tendencias representativas no tienen como fin último problematizar la representación, sino problematizar la realidad. La neofiguración no podemos entenderla desvinculada de las fuentes del informalismo.

De hecho, esta tendencia debe considerarse como el paso de transición entre el polo informalista de la década de los cincuenta y la nueva representación posterior, una representación interesada cada vez más por las realidades representadas y deseosa de liberarse de las indeterminaciones lingüísticas y significativas.

Si en el extranjero fue una etapa pasajera, en el panorama español alcanzó una relevancia peculiar. Sin embargo, la neofiguración española, más que ninguna otra, vivió una contradicción: al proponerse un arte figurativo se propone, al fin y al cabo, un arte representativo, pero su morfología es consecuencia de las experiencias plásticas llevadas a cabo por el informalismo.

Francis Bacon   

Es el pionero y principal representante de esta tendencia. A pesar de la influencia ejercida sobre el pop inglés, ha permanecido como una figura aislada en el panorama de la pintura figurativa europea. El impacto emocional que la obra de Bacon crea depende no sólo de sus imágenes – habitualmente, figuras solas, aisladas y desesperadas – sino también de la manipulación que hace de la pintura. Con ésta, ensucia y retuerce caras y cuerpos hasta conseguir protuberancias apiladas mal definidas, que sugieren seres amorfos, similares a babosas, propios de una pesadilla. Éstos son contrapuestos, normalmente, a fondos vacíos, de una perspectiva irreal, de sueño.

El estilo deforme de sus figuras discurre paralelo a los contenidos significativos de terror, violencia, aislamiento, angustia. La presencia de sus obras produce una experiencia opresiva. La pincelada amplia, las contorsiones de los miembros no se disocian de los contenidos expresivos. Las figuras engendran el espacio como prolongación de sí mismas.

Bacon basó su obra gráfica en una selección de una treintena larga de pinturas que había realizado entre 1955 y 1991. Estaba especialmente interesado en que litografías y grabados fueran el máximo de fieles a las pinturas originales y, por lo tanto, supervisó personalmente unas impresiones que, además, encargó a los mejores profesionales europeos.

Juan Barjola adopta los postulados de la nueva figuración a finales de la década de los cincuenta, centrándose en el tema de la figura humana. Influido en un principio por el cubismo y el expresionismo (descubrió a Ensor a raíz de un viaje a Francia y Bélgica, más tarde a Bacon), su figuración llegó al uso de la deformación con propósitos expresivos en los que predomina un fuerte sentido de denuncia social. 

Posteriormente, en las décadas de los sesenta y setenta, siguió reflexionando a través de las posibilidades que ofrecía el informalismo llegando incluso a incorporar elementos del Pop Art, utilizando espejos para fragmentar el espacio, evidenciando su dominio del color y la forma. Los años ochenta son un periodo de reflexión sobre su pintura, su paleta se suavizó, dirigiéndose a un surrealismo más abstracto y enfocándose en la expresión, centrándose en el acto de pintar. Su obra reciente muestra una mayor luminosidad y una pincelada más suelta y libre, siempre conjugando la fuerza expresiva con un sentido lírico.

Bacon-Barjola. Neofiguraciones.

Obras en esta exposición

Coquetas maduras de Juan Barjola
162 x 114 cm - Óleo sobre lienzo
Composición ¿Qué ha pasado? de Juan Barjola
130 x 154 cm - Óleo sobre lienzo
Víctima de la Fiesta de Juan Barjola
66 x 100 cm - Óleo sobre lienzo
El espejo de Juan Barjola
82 x 57 cm - Óleo sobre lienzo
Tauromaquia de Juan Barjola
80 x 100 cm - Óleo sobre lienzo
Tauromaquia de Juan Barjola
25 x 34 cm - Óleo sobre tabla
Composición de Juan Barjola
99 x 69 cm - Grabado al aguafuerte
El palco de Juan Barjola
75 x 106 cm - Grabado al aguafuerte
Metropolitan Triptych de Francis Bacon
64.7 x 49.9 cm - Grabado al aguafuerte
Triptych 1986-1987 de Francis Bacon
89.5 x 62.5 - Grabado al aguafuerte
Seated figure de Francis Bacon
101,5 x 71 cm - Grabado al aguafuerte
Burladero de Juan Barjola
100 x 69 cm - Grabado al aguafuerte
Tauromaquia de Juan Barjola
72.5 x 84 cm - Serigrafía

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